domingo, 26 de agosto de 2012

Mittelalterlicher Markt

Después de ayer desayuné un plato con manzana, duranzo, Müsli (avena) con chocolate y dos rebanas de pan con Nutella. Después me bañé y arreglé para ir a cocinar y comer a casa de Lily con Carmina y Dina. Lily nos hizo sopa de fideos y pescado a la mantequilla con finas hierbas mientras yo hice el pastel de papa que ella me enseñó a hacer. Añadimos lechuga y pan Ja! con mantequilla y hierbas. Comimos delicioso.

Después Lily y yo subimos al Oberstadt (centro histórico en el cerro del castillo) para ir al Schlosspark (parque del castillo). Nunca había ido. Sí había subido al castillo unas tres veces pero nunca pensé que hubiera más hasta que atravesamos un camino flanqueado por hermosas flores lila que parecían lavanda, otras rosas, amarillas, rojas, de todos colores. Luego nos encontramos con un enorme jardín de rosales donde los más floreados eran los rosales blancos, mis favoritos. Fui feliz. Caminamos un poco más y pasamos por el Open-Air-Kino (cine al aire libre) y después llegamos al parque donde todos estaban vestidos. Es como si me hubiera metido a la película de Robin Hood o si estuviera en el set de Game of Thrones. Había panaderos horneando en hornos de piedra con leña. Herreros que echaban aire aplastando enormes abanicos con los pies para calentar el carbón donde estaban las varas de metal. Caballeros dando clases de espadachín. Tiro al blanco. Música con gaitas y un instrumento que era una combinación entre violín y armónica. Alquimistas. De todo.

Había casas de campaña que eran como los aposentos de caballeros y reyes cuando se iban a las batallas. Había puestitos donde vendían bastones de madera torcida, como de Gandalf the Gray, artículos de piel y de cuero, de barro y metal, jabones, escencias, especias. Era verdaderamente un cuento. Como todo en Marburg. Pasé por un puestito donde vendían cinturones de cuero de todos grosores, tamaños, colores, texturas, hebillas y me encantaron. Como no sabía a lo que iba, no llevaba suficiente dinero, pero lo que traía decidí gastarlo en uno de esos cintos. Me atendió una chava alemana que había vivido un tiempo en la Cd. de México y conocía algo de español, fue muy amable. Escogí un cinto delgado, color verde, había de todos los estilos de pintado y yo escogí uno como deslavado. Escogí una hebilla dorada clarito como despintada con detalles de remaches. La chava midió mi cadera y cortó el cinto a mi medida y le hizo siete agujeros también a mi medida. Está hermoso. No pude haber hecho una mejor compra, es la prenda más valiosa que tengo en mi armario y me encanta. Ah, y me hizo un descuento de un euro haha :)

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