jueves, 19 de junio de 2014

Rumbo a Estocolmo

Sé que no e escrito nada en más de una semana. Pero desde que llegue me la así en clases, salgo al súper y luego a socializar. En sí, sólo he estado en mi depa para dormir y bañarme. Y también van a tener que perdonar mi ortografía si se me va una letra o un acento o el autocorrect me juega una broma pesada. Estu escribiendo desde el autobús a Estocolmo. Pensamos que seríamos más pero la gente realmente no planeo nada y los que sí, van a Copenhague. Los de última hor escogieron Gotemburgo. Así qué, en ete viaje, sólo seremos las niñas y yo en el depa de "María" la sueca amig de Claudia. 

No les he contado las cosas que me han encantado de Suecia. Para empezar estoy viviendo un choque cultural muy fuerte. Cuando viví en Alemania sabía manó menos a donde iba y como era la gente. A decir verdad no investigue para Suecia, así que cada cosa que me encuentro resulta ser una sorpresa aunque la cultura es muy parecida a la alemana. Paa empezar, son más puntuales. Hay más gente que habla inglés que cuadró estuve en Alemania. Mucha más gente que habla inglés, entonces no he batallado tanto. La ciudad en la qe vivo es relativamente nueva y modern y las carreteras en general me recuerdan todo el estilo gringo. Es muy fácil encotrar wifi y regalan la catsup en el McDonalds. En generl, parece como si pos suecos hubieran visto un balde con cloro y hubieran decidido meter toda la cabeza. Los colores rubios le tiran más a albino que nada. En Alemania me sentía exótica pero aquí, en general me siento como una enana negra todo el tiempo. 

Me ha sorprendido en gran manera la cocina sueca. Pensaba que seguiría siendo comida insípida nórdica, pescados crudos, etc. Pero nada que ver. El pan como en todas las europas, es una reverenda delicia. Las papas como en todas las europas, no se cómo le hacen para cocerlas y saber tan deliciosamente bie. Ah! Pero los pescados, bacalao, camarones, mamma mía!!! Que puedo decir, lo preparan con honor. No se qué le echan, como hacen las salsas, que hierbas le ponen. Sólo se que podría comer en Suecia todo el día todos los días, hasta el fin del mundo. El repollo con vinagre. También probé las albóndigas típicas que vienen acompañadas con pepinillos y puré de papa con salsa de arándanos. Ya se que estas pensando: puré con salsa de arándanos? Si, era como una mermelada dulce un poco ácida. Cuando lo vi dije, bueno tengo que probarlo. Y cuando lo probé dije, como no se me ocurrió esto antes. Sorpresivamente le queda muy bien. 

Pero bueno, pasando a un punto muy importante de l cultura sueca que me ha sacado mucho de onda y que al mismo tiempo me fascina: los baños. Los baños aquí son básicamente un cuartito de 1x1.5m donde cabe un retrete (más alto de lo normal), un bote de basura, un lavabo pequeño y un espejo. Y es unisex. Y esta sobre el pasillo del corredor de la universidad. No en todos los lugares es así, en algunos restaurantes hacen distinción entre los que son de hombres y de mujeres. Pero hay muchos que siguen el concepto de "el baño para la gente", "equidad de género", "practicidad". Me gusta y me gusta mucho. 

Y hay muchos pinos. No tantos en mi ciudad, en mi ciudad están los lagos. Pero ahora que voy en el camión los estoy viendo otra vez. Son muy verdes, no como en el Schwarzwald y también hay árboles altos y flacos con troncos blancos. 

Este país es muy bonito. Mucho más bonito de lo que espera. Podría vivir aquí si no es por el exceso de sol en verano u la escasez del mismo en otoño, invierno y primavera. (No se sí estoy exagerando). 

Aunque me molesta que los sueco son excesivamente silenciosos. El otro día fui a un bar y me sentía como en una biblioteca. Sin música de fondo, sin gente hablando. Son muy raros y creo que me falta mucho por descifrar de su estilo de vida. Lo malo es que me queda sólo un poco más de dos semanas...

sábado, 7 de junio de 2014

La aventura comienza. Otra vez.

Pues se llegó el día. Sábado 7 de junio a las 4:30AM estaba saliendo de mi casa para tomar un avión que me llevaría al otro lado del mundo. Después de hacer la maleta la noche entera, mi papá se levantó para ayudarme con los últimos detalles y darme ride al aeropuerto. Cuando llegamos, Claudia, Andrea y Lili ya estaban ahí. Hicimos el check-in. Nos tomamos fotos con nuestras mochilas de mochilazo. Nos despedimos de todos. Mi papá nos vió bajar/desaparecer por las escaleras que me separaban hacia las salas de espera del avión.

Cuando papá me llevaba en el camino de la casa al aeropuerto, el cual fue eterno, me empezó a dar mucho miedo. No había sentido eso la última vez que me atreví a salir de mi casa de intercambio. Ahora sí lo sentí porque sabía exactamente a lo que iba: "a no sé dónde". Por mas que viajara con mis amigas, voy sola. Voy fuera de la comodidad de mi casa, fuera de mi rutina, fuera de mi dieta, fuera del idioma español, fuera de todo. Cuando regresé de mi intercambio hace un año me prometí a mí misma que si volvía a salir, lo haría acompañada. Porque ahora sé lo que es andar sola, cuidarme sola, reclamar y defender mis derechos sola, moverme sola, decidir sola. Tiene todas las ventajas del mundo, y si recomiendo viajar de alguna manera, lo primero que diría es "viaja solo, conócete, conoce otras cosas. No hay nada como viajar solo." Pero la verdad es que, a diferencia de la creencia popular, no quiero estar sola.

Las niñas y yo abordamos el avión que nos llevaría a Houston. Como soy super inteligente (es decir: bien mensa), escribí en mi declaración que llevaba comida. Entonces, cuando llegué a Estados Unidos y pasé por la aduana, me mandaron junto con mi maleta a los rayos X. Nada especial pero fui la única interrogada. Una vez en la sala de espera en Houston, nos informaron que el avión saldría retrasado por una falla eléctrica. Nos retrasamos alrededor de dos horas pero llegamos justo a tiempo a Detroit para alcanzar nuestro vuelo a Frankfurt. Este avión transatlántico no era de los más grandes, no tenía copete, pero iba medio vacío, entonces nos tocaron dos asientos a cada quien. Creo que fue el único avión en el comí algo porque incluía cena, snack y desayuno. Deli. Además de cerveza, vino, té y todas esas cosas bonitas.

Para mi sorpresa, el avión llegó como planeado, entonces no hubo problema en nuestra escala de una hora para tomar el avión a Gotemburgo. Dormí un poco pero me desperté justo encima del mar Kattegat, antes de que llegáramos a Suecia. Cuando vi el pedacito de tierra, empecé a tomar fotos con mi celular. Un minuto después, cuando estábamos justo arriba, me dí cuenta de la belleza del terreno. Era tierra verde, llena de árboles y pinos de colores vivos con parches de cuerpos de agua. Lagos en todas partes, ríos conectándolo todo. El agua reflejaba el sol como si fuera un gran espejo lo cual traía aún más luz, brillo y vida a toda esa cosa hermosa inmóvil debajo de mí. No sé cómo describirlo, puede que exagere si digo que no respiré durante los siguientes 30 minutos hasta que aterrizó el avión, pero la afirmación no se aleja de la verdad. Quedé absoluta y completamente enamorada de un paisaje como de cuento de hadas. Como el que le enseñó Howl a Sophie, con sus pastos, sus lagos y su infinidad de florecillas de colores decorando todos los rincones, donde el agua se conectaba con el cielo y el paisaje era plenamente celeste.

Aterrizamos y esperamos en el pequeño aeropuerto de Gotemburg al camión que nos llevó a Jönköping. Una vez en la ciudad, nos recogió el staff de la universidad pero nos separaron a Andrea, Lili y a mí, de Claudia. A nosotras nos llevaron lejos de las hermosas y coloridas casas modernas suecas a unos suburbios a los departamentos de estudiantes de la ciudad. Los primeros minutos que estuvo en el lugar fue un pequeño shock, porque, después de ver tanta cosa bella, me dejaron en unos departamentos con forma de motel norteamericano enmedio de la nada y lejísimos del centro. Pero vaya, me acostumbré rápido. Me ha tocado peor.