martes, 14 de agosto de 2012

Hiking Chronicles

Creo que había olvidado comentar que en Marburg hay una escuela para ciegos, he ahí la razón de que haya mucha gente ciega en la ciudad, entre otras discapacidades. Ya ven que el domingo subimos hasta la torre del corazón, pues el lunes tuvimos clase de nuevo, comimos en la Mensa (comedor de la Uni) y después nos reunimos para ir a Dammühle Biergarten. Caminamos un poco por la ciudad hasta llegar a un cementerio al cual entramos. Están adornados diferente a lo que yo conozco. En Monterrey sé que hay cementerios de jardín sin árboles grandes, un que otro pinito, y lápidas como placas totalmente acostadas sobre el suelo. O cementerios más de cemento donde la tumba se eleva un poco de la tierra. El cementerio de aquí es distinto. Las lápidas se erigen sobre el jardín rodeadas de flores de diferentes acomodos y colores. Y el jardín está sombreado por árboles y pinos enormes, en todos lados. Es como un bosque de tumbas y flores. De hecho había visto ese cerro muchas veces pero como hay tanta naturaleza, nunca imaginé que había algo. El cementerio está enormesísimo. Subimos y subimos y subimos, lo cruzamos en diagonal hasta que llegamos al otro extremo y nos encontramos con una vista de colinas verdes igual a la que aparece en tu computadora al iniciar Windows. Caminamos después entre unos campos de granos que desconozco, algo parecidos al trigo pero eran otros. Cruzamos con los brazos levantados entre hierba silvestre, porque si rosa tu piel te dá ardor y comezón. Y después nos adentramos en el bosque. Ese que aparece en las películas medievales donde los árboles se alzan decenas de metros, delgados, con musgo, posados sobre camas de hojas secas. Lo atravesamos y aparecimos frente al bar, con un molino de agua, en un jardín lleno de mesitas y sombrillas, junto al bosque a lado de un riachuelo. Dammühle Biergarten. Nos sentamos todos y yo tomé una Licher, que ha sido la cerveza que más me ha gustado hasta ahorita. Es regional. Al final les dijeron a los muchachos que tenían que acomodar las mesas otra vez. En casa el cliente tiene la razón pero de éste lado del mundo, no es así. Aunque como buenos mexicanos, se sordearon y no lo hicieron.

Después regresamos por el mismo camino, yo iba al frente con otros muchachos (de ida también iba adelante porque tengo esta idea de que me canso menos mientras más rápido llegue). Todo iba muy bien, el bosque, la hierba silvestre, las colinas, hasta que nos adentramos en el cementerio otra vez. La primera parte la recorrimos bien, pero dimos vuelta en alguna vereda que ya no nos permitió bajar. Total, nos perdimos y salimos por el otro lado, donde había un estacionamiento y casas. Bajamos por la calle y el grupo se repartió en dos, unos que, según yo se estaban alejando más, y nosotros que íbamos en la dirección correcta. Al poco rato dejé al grupo y corrí sola a subirme a un camión que llego a un Haltestelle (parada) justo cuando íbamos pasando. Para mi fortuna me dejó en la estación que quería y me ubiqué de nuevo. Cuando estaba esperando ahora sí mi camión, me percaté de un chavo que también fue al Biergarten con nosotros así que comencé a platicar con él, en inglés. Kevin de California está en A1.2. Muy agradable. Él se bajó en el Hauptbahnhof pero yo continué unos 15 minutos más en el bus hasta que me dejó en Am Kornacker y llegué a la casa.

Me preparé un té Chai cuando Dr. Hein me saluda y me pregunta si iba a salir de nuevo. Yo le contesté que no y me invitó a subir con sus amigas de la biblia para que escuchara algo de alemán. Accedí porque tengo que aprovechar todas las oportunidades que pueda para hablar alemán y además no conocía el segundo piso de la casa y moría de curiosidad. Subí las escaleras en pantuflas (me dijo que así estaba bien) y volteé a la izquiera para encontrarme con un enorme cuarto blanco con techo bajo de dos aguas. Justo enfrente un proyecto. De un lado, en una mesa larga con una cruz y en el otro lado, otra mesa con biblias, gomitas Haribo y jugo de naranja con agua mineral. Alrededor de ésta estaban sentadas un par de señoras de unos cincuenta años hablando entretenidamente. Cuando me acerqué, Dr. Hein me presentó como Gloria Scarlett haciendo mucho énfasis en Gloria, asumo que ese nombre mio le gusta mucho, y a juzgar por la reacción de sus amigas, a ellas también. Al poco tiempo llegó una señora más y Dr. Hein nos puso en el proyector unos videos de una jóven que fue a África a enseñarles a los niños sobre la palabra de Dios. Los videos eran canciones y bailes con los niños africanos que entonaban coros muy bonitos, me gustó mucho. Después procedimos a leer un pasaje de la biblia. Dr. Hein me prestó una biblia en inglés mientras las demás leían su biblia en alemán. Me gustó que podía escuchar lo que decían y seguirlo al pie de la letra en la biblia que tenía yo, es decir, entendía lo que decían.
En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer; pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia. Mas esto digo por vía de concesión, no por mandamiento.
Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro. Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando. Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.
Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos.
Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios. Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer? (Corintios 7, 1-16)
Todas estaban de acuerdo hasta que llegaron al último párrafo donde no concordaban por qué si se le permitía a un(a) no creyente separarse de su espos(o/a). Yo no opiné, sólo escuché, lo cual fue buen ejercicio ya que a veces se arrancaban hablando bien rápido y yo tenía que entender lo que decían. La reunión no duró mucho, fue solo como una hora y luego se fueron. Una vez abajo me encontré a Jinhee en la cocina acomodando su comida y comenzó a cocinar pasta de conchitas pero tamaña super-hiper-extra grande. Dijo que fueron un regalo. Después bajó Dr. Hein y platicamos un rato las tres en la cocina y Jinhee me dió pasta con sal, ajo y salsa mexicana wanna be marca Maggie. Salió muy buena.

Ahora, martes, me levanté temprano porque había que estar a las 8pm en Wilhelmplatz. Nos llevaron a Kassel a conocer Volkswagen. Las explicaciones fueron en alemán y en un lenguaje técnico en el que no soy muy buena por lo que entendí solo algunas cosas. Nos pasaron a una sala como de cine y nos presentaron el overview de VW a nivel mundial. No sabía que Audi y Lamborghini eran parte de los mismos y que próximamente se les va a unir Porsche, si no me equivoco. Después nos dieron un recorrido por una de las cuatro naves que comprenden esa planta. Estaba enormesísima, la cantidad de máquinas y robots era impresionante, las plataformas enormes, había cosas en piso y en el techo. Calles adentro de la nave para camionsitos, carritos y bicicletas y plataformas de desplazamiento en el techo también. Trabajadores supervisando máquinas, transportando cajas, etc. Si alguien ha ido a Disneyland y ha hecho fila para subirste al Star Tours de Star Wars y recuerda las canastitas transportando partes, bueno fue eso pero nivel impresionante. No podía dejar de pensar en R2-D2 ni la increíble tecnología de la que estaba rodeada. Las máquinas eran realmente enormes, abarcaban espacios enormes y trabajan con tantas libras de fuerza que el piso bajo mis pies temblaba y retumbaba en cada estación. No era una planta de ensamblaje de automóviles, solo hacían partes y también la caja de transmisiones. Quería un llavero bien bonito de la tiendita pero estaba cerrada y no pudimos comprar ningún souvenir.

Tuvimos una hora para comer en el centro de Kassel, dimos con un lugar turco (como siempre) y pedí un Kebap con papas a la francesa. Ya no quiero comer Kebaps porque, para mí no saben a nada en especial (no les vendría nada mal un poquito de limon) y además le echan un chorro de cebolla, siempre siento que termino con pésimo aliento y no estoy agusto con eso. Luego nos llevaron a la cima de un castillo. El más majestuoso que me ha tocado conocer. No me lo puedo imaginar en sus años de gloria, asumo que la entrada eran puras cascadas enormes, estaba increíble. Me agarré los escalones de las cascadas y los brinqué todos para abajo en lugar de usar las escaleras, por eso me duelen un poco los pies, pero fue divertido. Encontramos paisajes increíblemente bonitos, en verdad existen esos lugares de ensueño. Vimos a unos novios tomándose fotos bajo un puente a lado de un río. El vestido se le veía hermoso y la cola estaba larga acomodada sobre las rocas, se veía increíble.

Resgresamos y teníamos la intención de juntarnos con Jessika, Lisa y los demás en el Christus Haus pero estábamos tan cansados que decidimos dejarlo para la próxima. Llegué a la casa y le pregunté a Dr. Hein dónde podía lavar mi ropa y ella me contestó que la dejara sobre la canasta y ella la lavaría. Insistí en lavarla yo misma porque realmente me da pena, pero ella dijo que no deja que nadie más le mueva a su lavadora entonces ya no dije más. Después de todo ella es la dueña de la casa y de sus cosas y a mi me termina haciendo un favor más. Espero que lave la ropa como mi mamá. Pero por lo pronto no tendré que preocuparme por lavar la ropa mes y medio.

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