lunes, 3 de septiembre de 2012

Potsdam, Jüden und Wurst

Habíamos decidido quedarnos hasta el domingo y viajar el lunes de regreso ya que no iba a haber clases porque era la bienvenida para los estudiantes nuevos en Speak + Write. Sin embargo, el fin de semana, mi maestra: Frau Gila, envió un mail avisando que tampoco habría clases el martes porque su mamá estaba enferma. Los niños si se regresaron hoy pero yo decidí quedarme un día más para aprovechar la visita a Berlin y ver más cosas.


Gaby tenía clases hasta la tarde así que salimos temprano en la mañana a Potsdam, una ciudad pequeña cerca de Berlín y capital de Brandenburg. Fuimos directo a Park Sanssouci que era básicamente un enorme bosque lleno de castillos y palacios. No entramos a ninguno por la falta de tiempo y porque los recorridos son caros, una lástima ya que se veían preciosos desde afuera y los jardines que los rodeaban eran bellísimos, llenos de fuentes, esculturas, flores, viñedos... no puedo ni imaginarme cómo estarían por dentro.

Vimos el Schloss Sanssouci, el edificio más antiguo del parque que estaba precioso, uno de mis favoritos. La entrada era una enorme fuente rodeada de esculturas seguida de escalones tan extensos como el castillo y llenos de viñedo mientras que el edificio se erigía en la cima de la colina con una cúpula verde y paredes amarillas, toda adornada con esculturas de piedra, todas distintas. El patio era un pasillo semicircular con columnas y más atrás otra fuente. Me habría gustado muchísimo verlo por dentro, he visto algunas fotos y se ve hermoso.

Después caminamos y vimos el Historischemühle (molino de viento) a lado del Neue Kammern. Un edificio largo y amarillo con vistas y esculturas de piedra. Caminamos un poco más entre el bosque hasta dar con el palacio más grande, el Orangerie con jardines llenos de flores y fuentes al frente, sin embargo este tenía un estilo más sencillo pero, de igual manera muy bonito.

Luego caminamos al palacio más cercano y nuevo, Neues Palais cuya fachada estaba adornada por un jardín semicircular y enorme, del mismo ancho que el palacio, lleno de esculturas blancas en su orilla. Y éste palacio, el más alto creo yo, se erigía con una cúpula verde, vistas de piedra clara y esculturas de piedra, en cada columna, los techos, la base, las escaleras, en todas partes había un monito y todos eran distintos. La arquitectura estaba increíblemente bonita, por delante y por detrás. Este también fue uno de mis favoritos. Detrás del Neues Palais estaba otro edificio, un poco más pequeño que el palacio (o sea, aún muy grande), aunque no se podía apreciar bien porque estaba en restauración. Se llama Communs y estaba comprendido por dos fachadas flanqueando un centro semicircular. También lleno de detalles, esculturas y escaleras de piedra.

No vimos más del Park Sanssouci porque era demasiada y Gaby tenía clase en la tarde, pero de regreso pasamos por un jardín botánico lleno de flores de diferentes colores, formas y tamaños, estanques, árboles, arbustos, unos frutales y otros no, fuentes, ¡incluso nos topamos con un nopal! En el camino de regreso, poco menos de una hora, platicamos mientras comimos sándwiches que hicimos antes de partir del depa. Las dos nos bajamos en Alexanderplatz pero tomamos rumbos diferentes. Ella se fue a su escuela y yo tomé un U-Bahn que me dejara cerca del Jüdisches Museum. Me gustó andar sola, ir a mi propio paso, ver lo que quería ver cuando quería verlo y cuanto tiempo quisiera. Libertad. Bajé a la estación que estaba cerca de los Kebaps que comimos el día anterior, y sí se notaba que estaba de nuevo en la zona turca de la ciudad. Caminé un poco y vi luego luego el edificio gris agrietado con la estrella de David resquebrajada. La entrada era por un edificio antiguo a su izquierda que se llama Berlin Museum. Para empezar el recorrido bajamos unas escaleras y el museo estaba lleno de artefactos de la vida cotidiana judía, cuartos cuya arquitectura te transmitía sentimientos de dolor, aparatos interactivos, había mil explicaciones tanto en la audio guía como en el recorrido. Me di cuenta que apenas estaba llegando a la mitad después de cuatro horas. Al final vi el resto del museo rápido porque ahora sí ya me estaba dando mucha hambre.

Salí y quedé de verme con Gaby en el Curry 36 que estaba cerca. Según esto es uno de los puestos originales de Currywurst en Berlín, si no es que en toda Alemania. Lo que sí es que cuando llegué había una fila como de unas treinta personas. Pedí dos currywurst con papas a la francesa. Para serte sincera, a mi me supieron a salchicha, normal, pero vaya, era la segunda vez que probaba salchichas en Alemania y tal vez no pude apreciarla como debía. Lo que sí tengo que decir es que aquí hacen las papas a la francesa diferentes. Quedan doraditas y crujientes, saben delicioso y se están volviendo mi debilidad a la hora de escoger complementos en la Mensa (comedor) o cualquier otro restaurant. Pero bueno, regresando al Curry 36, la verdad me supieron a gloria con el hambre que tenía.

Regresamos al depa de Gaby y me ofreció nieve a lo cual yo, naturalmente, accedí. El problema fue que apenas toqué la cama, caí muerta y no comí nieve haha. Pero bueno, había estado, literal, parada todo el día, hasta para comer el Currywurst porque aquí, los puestos de comida rápida como salchichas, kebaps, etc. sólo tienen mesas altas en la banqueta.

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