domingo, 16 de septiembre de 2012

Hinterbliebene

No dormí mucho por los nervios pero todo el proceso de preparación se dió de manera natural. Me bañé, terminé de guardar en las maletas lo que faltaba, me hice de comer y también unos sándwiches para el camino. En fin, todo estaba en su lugar cuando tenía que estarlo.

Jinhee bajó a despedirme y recoger la llave pero no pudo ayudarme más allá porque estaba muy enferma de gripa. Y luego llegó la hora de bajar mis maletas a la calle porque Dr. Hein vive en el segundo piso de la casa. Después cuesta arriba a la parada del camión. El principio fue lo más difícil porque apenas estaba hallando la mejor manera de transportar mis pertenencias pero una vez que subí todo al camión no me preocupé mucho. Llegué al Hauptbahnhof y un amable caballero me ayudó a subir una de mis maletas los cinco escalones de la entrada de la estación y después esperé sentada en la banca a que Carmina y Dina vinieran a decirme adiós. Me ayudaron a llevar mis maletas al andén y a subirlas al IC (tren Inter City) y les dije un último "hasta pronto" con la mano a través de la ventanilla.

Todas las veces anteriores había viajado en Regio (trenes regionales) que son más económicos porque hacen paradas en todas partes, por lo tanto son más lentos y menos espaciosos. Pero éste, en los extremos de cada vagón tiene espacio para poner maletas. Seguramente Diosito me ayudó porque estaba vacío el espacio para maletas de mero abajo. Ahí acosté mis dos maletas y me olvidé de ellas por las próximas cinco horas de viaje en el IC. Después me puse a buscar el asiento que había reservado, ya que iba a viajar mucho tiempo y no quería quedarme sin lugar o terminar parada. Estaba en el vagón nueve buscando el asiento 38, a lado de una mujer que llevaba una maceta llena de flores hermosas de colores. Me senté, escuché mi iPod, me quedé dormida un rato, checaron mi boleto dos veces, comí un sandwich, luego otro y cuando le estaba dando una gran mordida un hombre me pide en alemán si puede mandar un mensaje a su mamá desde mi celular porque no sé que pasaba con el suyo. Como estaba sola, no sabía qué onda con esta persona y tenía la boca llena... puse una cara de chica extranjera perdida en el universo y le dije con mi peor acento "ish shprrech bischschsch doich" (ich spreche ein bisschen deutsch) lo cual me costó trabajo porque, aparentemente se me facilita imitar sonidos, he ahí la razón por la cual pronuncio bien en varios idiomas. De hecho, en Marburg cuando preguntaba algo como buena turista, me contestaban como si fuera alemana y entendiera todo a la perfección. Esas son las desventajas de que mi alemán no suene tan ranchero o mexicano.

En fin, el alemán que tenía problemas con su celular dijo que no me preocupara y en eso, la señora del asiento de enfrente le ofrece su ayuda y todo salió bien. Luego ellos dos se quedaron platicando un buen rato y no estaba poniendo atención hasta que mencionó "México" y volteé y la señora me vió. Minutos después de que la señora hubiera terminado la conversación con el hombre que ayudó, me voltea a ver y me sonríe y me pregunta si soy turca. En verdad, ya me estoy cansando de que la gente me mire y piense que soy de un país del medio oriente, pero bueno. Le dije que soy mexicana y me empieza a contar que ella ha ido a México varias veces a hacer labores de caridad y que su consuegra, que es enfermera, va dos meses al año a la Sierra Tarahumara para ayudar en los partos. Terminó dándome su celular y yo el mío con la esperanza de que me pueda ayudar talvez a encontrar un lugar dónde realizar mis prácticas profesionales los últimos seis meses de mi estancia en Alemania no sin decirme antes "nuestro encuentro no fue una coincidencia, sino que Dios nos puso en el mismo camino para encontrarnos".

Me bajé del tren y esperando a que parara en la estación, una pareja de alemanes me miró cargada de maletas y sonrieron. Les dije que venía haciendo un largo viaje desde México para estudiar en Alemania un año y ellos terminaron contándome que venían de unas vacaciones que hicieron a África. Después el señor muy amable me ayudó a bajar mis maletas del tren y nos despedimos. Crucé al otro andén a esperar el tren que me llevaría a Schwenningen (Neckar).

Fueron sólo catorce minutos y bajé a la estación. Ahí vi curiosamente a una chava que se llama Zyanya, con quien llevé Alemán Intermedio II hace casi tres años, en mi primer semestre de carrera en el Tec, pero no la saludé. Me adentré en la estación para encontrarme con Susann, Sanita y Christina que me ayudaron con las maletas y me llevaron en carro a lo que sería mi nuevo hogar por el próximo medio año. No tardamos ni dos minutos y llegamos a una calle en reparación. Se estacionó en la banqueta y en el primer piso del edificio vi una relojería. Por un lado estaba la puerta y subimos cuatro pisos con mis dos maletas de poco más de veinte kilos. Llegamos al último piso que ellas llamaban "Penthouse". Lo primero que vi fue a Martín y Julio ayudandome con las maletas y pasillo largo con muchas muchas puertas. Firmé el contrato de Frau Silva, le pagué el primer mes de renta, el depósito equivalente a un mes de renta y otra cantidad por toalla, sábanas, cobija, colcha que me servirá en el helado invierno que me espera. Después conocí a mis otras dos roomies: una chava china pequeñita que se llama Xi Huanying o Helena Xi pero Martín y Julio apodaron Juanita, y una chava húngara un poco más alta que yo que se llama Krisztina.

Mi cuarto es la última puerta a la derecha. Como vivimos en el último piso, el techo está inclinado entonces una porción de la recámara no es utilizable, pero como es amplio, realmente no importa, solo tengo que cuidar mi cabeza. Tengo una cama individual con cajones abajo, buró, lámpara, armario con cajón para zapatos, una cómoda, repisas, escritorio, silla, tapete al pie de mi cama, y una ventana en el techo inclinado con una preciosa vista de primera fila a la Neckartower, el edificio más moderno de Schwenningen hecho de vidrio con un letrero de mi universidad Hochschule Furtwangen arriba, como cereza de pastel, que se ilumina por las noches junto con todas las aristas del edificio.

Ahora bien, entrando al depa a mano derecha la primera puerta es el retrete de niñas (el de niños está en el pasillo y tienen que salir si quieren ir al baño). Enseguida está el cuarto de regadera junto con la lavadora. Después, la primera puerta a mano izquiera es la cocina con fregadero, estufa eléctrica, horno, refrigerador, lavaplatos, microondas, tostadora, cafetera, hervidora, hot pot, happy chop, vasos, platos, cubiertos, cucharones, vasijas de plástico, sartenes, ollas, etc. una mesa grande, cinco sillas y bote para basura orgánica, plásticos y un bote para todo lo demás.

Tuvimos nuestra primera family meeting oficial donde platiqué un poco con las niñas, que no conocía pero se veían buena onda y hablamos sobre el internet. No tenemos internet, hasta ahorita Frau Silva les había prestado su contraseña pero o ella nos ayudaba a ponerlo y agregaba el costo a la renta mensual o nosotros lo contratamos por nuestra cuenta. Todavía no sabemos qué vamos a hacer.

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