martes, 24 de noviembre de 2015

Chica Pérez

Espero que algún día, finalmente, deje de disculparme por olvidar escribir mi vida en este blog. Y aunque es difícil escribir aunque sea una cosita todos los días, me propondré escribir algo una vez a la semana. Escogeré el jueves como el día en que tengo que publicar. Vamos a ver cómo sale.

Les quiero contar que fui a las carreras de Fórmula 1 en Austin este año. Hace unos meses empecé a ver las carreras en la tele... ¿probablemente en Abril? Cuando fue la carrera de Mónaco... fue en Mayo. No sé por qué tenía la idea de que las carreras sólo se llevaban a cabo durante una pequeña temporada cuando en realidad están todo el año, cada dos semanas aproximadamente. Me familiaricé con los pilotos actuales y las escuderías. Mercedes de mis favoritos porque son alemanes, obviamente. Y mi piloto es Checo Pérez porque es mexicano de mi generación y creo que lo que hace es increíble.

La semana anterior a Austin, fuimos al Autódromo Monterrey porque a Sarahí le regalaron boletos para la Super Copa Telcel, donde vimos carreras de motos, V8 y no alcanzamos a ver la de tractocamiones porque en la oficina a mí me regalaron boletos para ver el Ballet de Monterrey, la Bella Durmiente. En fin, vimos a Toño Pérez, el hermano de Checo Pérez correr. Y también aproveché para comprarme mi gorra de Checo y Force India (la escudería en la que es piloto). Estuvo muy padre, nunca había visto carreras de carros y van muy rápido.

Jueves 22 de oct. 2015
Se llegó la fecha y fuimos papá, mamá, Sarahí y yo en carro a Austin. El día estaba despejado con buen clima y casi no hicimos fila para sacar el permiso en Laredo. Nos hospedamos en un Days Inn sobre el freeway y a unos 15 minutos del Circuit of the Americas (COTA).

Viernes 23 de oct. 2015
Nos levantamos y fuimos al Off-Site Parking en un lote sin pavimentar (puro pasto). El estacionamiento de 20 USD por día nos incluía el shuttle a COTA. Lo tomamos y cuando llegamos, ya estaba terminando la primera sesión de práctica. Fuimos a explorar los alrededores de la pista para encontrar el punto con mejor visión. Ya que compré los boletos más económicos de entrada general, teníamos que encontrar algún lugar en el zacate con buena vista donde no nos taparan las barras de contención. En el camino nos encontramos con la exhibición de autos de colección, super padres. Y pasamos por las gradas que están frente a los pits, la parte más fresa.

Más adelante estaba la curva 1, que es una loma hacia arriba y el mejor punto para ver el arranque y el meollo que se hacen los carros en la primera curva. Saqué una toalla para sentarnos y ver. Alcanzamos a ver la práctica de las carreras de carros históricos de la F1. Sin embargo empezó a chispiar, así que sacamos nuestros ponchos de Mickey Mouse. Luego empezó a llover más fuerte y buscamos refugio en un sportsbar, que era un toldo relativamente grande donde vendían cerveza y había teles. Estábamos adentro con los ponchos puestos y la humanidad y el olor a cerveza (mi papá y yo estábamos tomando una Oktoberfest regional) cuando mi mamá dijo que se sentía mal. Inmediatamente mi papá agarró a mi mamá del brazo para acercarse a la parte de afuera del toldo. Sarahí y yo los seguimos y me dí cuenta de que mi mamá estaba pálida del rostro y los labios, como a punto de desmayarse. Le dije que se sentara en el piso, no importaba que estuviera mojado porque tenía el poncho puesto. Y fui a uno de los food trucks a comprarle una Coca-Cola. Pasaron unos minutos y se sintió mejor.

Luego llegó la hora de la segunda práctica, pero como la lluvia estaba empeorando, la suspendieron por tiempo ilimitado. Pasó probablemente media hora o más cuando decidimos irnos para ya no mojarnos y cuando pasamos frente a las gradas de los pits, no había nadie checando, entonces nos subimos. Papá estaba preocupado de que alguien nos fuera a regañar por entrar a una zona donde no teníamos boletos, pero la gente de esas gradas ni siquiera estaba sentada en su lugar, estaban el los bares privados de su zona nice. Así que nosotros nos sentamos, tomamos fotos y estuvimos ahí más de una hora hasta que anunciaron la suspensión definitiva de la segunda práctica.

Después de eso, hicimos la poquita fila para tomar el shuttle de regreso al estacionamiento. En el camino, vimos carros estacionados a la orilla de la calle y estancados en el lodo. Cuando llegamos al estacionamiento vimos a un chavo con el pantalón lleno de lodo y mamá dijo "qué le pasó a ese chavo? se cayó?" y apenas dimos unos pasos más, nos dimos cuenta que todos los carros estaban estancados. Todos. Había una pareja en un carro celeste, la chava adentro del carro, pisaba el acelerador a fondo (terrible error) hundiendo sus llantas en un pozo de lodo cada vez más profundo, mientras su pareja empujaba, sin sentido, el auto. Unos pocos afortunados, lograban empujar el carro y salir. Cuando llegamos le dije a papá: "nadie se suba al carro o lo vamos a hundir, mejor que mamá lo saque." Subimos las mochilas a la cajuela y los ponchos también porque, afortunadamente, ya no llovía. Nos quedamos parados solamente viendo a la gente lidiar con sus carros. Había un tractor ayudando a sacar carros, uno por uno, y las personas lo perseguían como haciendo fila con él. Las personas en el carro a lado de nosotros también estaban parados viendo los demás carros también. Hasta que en un momento, uno se subió al carro y el otro lo empezó a empujar. Entonces papá, Sarahí y yo lo ayudamos a empujar poque vimos que su carro sí salía, y cuando agarró vuelo lo dejamos ir solo.

Después el señor vino con nosotros y nos dijo que si queríamos ayuda. Le dijimos que sí, que tomaríamos la misma ruta que ellos y mamá aceleró. Empujamos y lo logramos pero, como había más carros aún estacionados, la camioneta no alcanzó a dar vuelta. Teníamos que dar un poco de reversa y volver por enfrente. En la maniobra, Sarahí se llenó el pantalón de lodo porque se puso del lado de la llanta y prácticamente frente a ella. Pero logramos sacar el carro sin mayor problema. Mamá se lo llevó a la calle y los demás caminamos. En el camino ayudamos a sacar otro carro empujándolo. Y ya cerca de la salida había un carro super atascado que intentamos empujar pero simplemente estaba en un pantano. No había manera para él a menos que viniera el tractor o esperara a otro día.

Los pantalones que Sarahí llenó de lodo, eran nuevos. Los había comprado el día anterior en Target. En el hotel, dejamos los zapatos con tortas de lodo afuera del cuarto. Yo llevaba dos pares de tenis, pero papá sólo llevaba unos. Lavamos la ropa en la tina del baño y fuimos a la recepción por una escoba y recogedor prestados. Les daba pena prestárnoslo porque no es parte de su protocolo y hubieran mandado a una señora de la limpieza pero a esa hora de la tarde, ya se habían ido todas. Aún así, recogí la escoba para barrer el baño de la tierra que se había tirado de la ropa y los zapatos. Después fuimos al Wal-Mart a comprar más zapatos.

Mañana les escribo el resto de mi experiencia en la F1.

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